Unas galletas hechas con hojas de coca, un café cultural en San José del Guaviare o el trabajo de las Asociaciones de Juntas de Acción Comunal a simple vista no tienen nada en común, pero son ejemplos perfectos de iniciativas que benefician a las regiones.
Ya sean proyectos que se convierten en fuentes de ingreso o que ayudan a construir un centro de salud, cada iniciativa que se ponga en marcha puede mejorar las condiciones de vida de las personas. Esto es lo que buscan los famosos proyectos de desarrollo, que se convierten en una herramienta para impulsar cambios.
Cualquier mejora que se vea en indicadores más abstractos, como el porcentaje del crecimiento del PIB o la reducción de la pobreza, es gracias a que se están haciendo proyectos de desarrollo con los que, por ejemplo, se construyen colegios o se lleva agua potable a donde no la hay.
En Colombia, la implementación de los acuerdos de paz quiere promover el desarrollo de 170 municipios golpeados por la violencia, donde los niveles de pobreza y analfabetismo son más altos que el promedio general. Los proyectos de desarrollo ayudan a superar el rezago que tienen estas poblaciones, aunque ponerlos en marcha ha dejado ver ciertos cuellos de botella.
Uno de ellos es que existe un prejuicio sobre la falta de capacidad de las regiones para estructurar sus propios proyectos. Por esto, debe haber una mayor retroalimentación a nivel local y dar un paso hacia adelante para que las iniciativas nazcan de las personas que viven en las regiones y no de quienes tienen un escritorio en Bogotá.
También ayudaría involucrar más a la academia, para que los proyectos de desarrollo se estudien en los salones de las universidades, y haya más formación de estructuradores de proyectos, pues muy pocas personas cuentan con esta especialización. Y, por supuesto, hay mejoras en las instituciones que se pueden hacer, porque hay mucho poder en pocos funcionarios para decidir sobre los tiempos y la aprobación de este tipo de iniciativas.
En este sexto episodio de Ideas para la Inclusión, el equipo de Economía para la Pipol y Roberto Angulo, Francisco Espinosa y Lorena Carrero, miembros de la firma Inclusión, hablarán sobre la estructuración de proyectos en las regiones y su relación con el desarrollo. Además, conoceremos experiencias como las de Alejandra, una de las creadoras del emprendimiento Cocalletas; Francisco, líder de un ETCR ubicado en Charras (Guaviare), y la de Carlos, un miembro de una junta de acción comunal en San José del Guaviare.