En 2021, Colombia cerró con 1,4 millones de personas menos en condición de pobreza monetaria. La cifra puede parecer una razón para celebrar, después del golpe que dejó la pandemia, pero por mirar todo el bosque, no se ven los problemas de fondo.
Para verlos, primero hay que entender el concepto de una manera sencilla: una persona está en condición de pobreza monetaria cuando la plata que le entra no le alcanza para pagar lo mínimo que necesita para vivir. Con esto claro, se puede entrar a analizar la fotografía del 2021.
Aunque el dato general cayó, una cosa es lo que está pasando en las ciudades y otra en el campo. En las zonas urbanas, la cifra bajó hasta el 37,8% mientras que en las zonas rurales hay 44,6% de la población en condición de pobreza monetaria. ¿Y esto por qué pasó? La inflación es parte de la respuesta: el crecimiento de la economía no alcanzó a frenar el efecto que tuvo la subida de precios en el bolsillo de la gente que vive en el campo.
Pero las diferencias no paran acá. La pobreza monetaria cayó menos en las grandes capitales, como Bogotá, porque el ritmo de la recuperación lo marcan los trabajos formales, que son más difíciles de crear, mientras que en ciudades como Tunja o Ibagué la caída de la pobreza se da gracias a los trabajos informales.
¿Cómo mejorar estas cifras? Tener menos pobres implica promover cambios y no olvidar que es un dato en el que influye el nivel de inflación, el crecimiento económico y su redistribución. Una estrategia completa implica la combinación de estas tres cosas y el impulso de programas que ayuden, por ejemplo, a los jóvenes a encontrar trabajo, hacer que las empresas sean más productivas o formalizar a los pequeños negocios.
También hay que preocuparse por mejorar los programas que le envían dinero a la gente que lo necesita (como Colombia Mayor, Ingreso Solidario o Familias en Acción), que si bien avanzaron en la pandemia todavía se pueden transformar para usar mejor los datos.
Precisamente en el primer episodio del podcast Ideas para la Inclusión, Roberto Angulo y Francisco Espinosa, socios fundadores de Inclusión, junto con el equipo de Economía para la Pipol, hablan sobre las estrategias para reducir la pobreza monetaria.