Extirparle las EPS al sistema de salud como quien le saca una muela, es dinamitar el sistema de salud.
El debate de estos días sobre la propuesta del gobierno entrante de eliminar las EPS por lo general ha estado mal enfocado. Quienes corean con pasión la consigna de “¡No a las EPS!”, suelen desconocer la noción de ‘sistema’ y su semilla conceptual.
Juan Luis Londoño y Julio Frenk, en su célebre artículo ‘Pluralismo estructurado: hacia un modelo innovador para la reforma de los sistemas de salud en América Latina’, recogieron el marco de análisis que le dio forma al sistema de salud colombiano que, con sus logros y extravíos, ha sido la columna vertebral de nuestro cambio social en el siglo XXI. Los autores proponen un enfoque ‘sistémico’ en el sentido de que su base conceptual son las relaciones entre los componentes del sistema de salud. En palabras de Londoño y Frenk: “las soluciones no pueden examinarse desde un solo ángulo del sistema de salud, ignorando todos los demás”.
Dicho esto, los autores proceden a definir el sistema de salud como la relación estructurada entre poblaciones e instituciones, o lo que ellos también llaman como ‘la respuesta social organizada’ de las instituciones a las necesidades de servicios de salud de la población. Lo interesante de este marco es que, cualquiera que sea el arreglo institucional, los sistemas de salud desarrollan 4 funciones básicas: financiación, prestación, modulación (regulación y direccionamiento estratégico) y, finalmente, articulación, que es de la quiero ocuparme en adelante.
La función de articulación es la gran conectora de poblaciones, prestadores y agencias financieras. Esta función incluye: 1) la administración de riesgo (o aseguramiento), que se encarga de dispersar el riesgo entre la población y por esta vía reducir la incertidumbre financiera entre prestadores y pacientes; 2) la gestión del acceso de la población a la red de prestadores; 3) la representación del paciente frente a la red de prestadores y 4) la mediación entre las agencias de financiamiento y los prestadores.
El concepto clave aquí es que la articulación es inherente a los servicios de salud porque éstos son una mezcla singular y compleja de recursos humanos, bienes y servicios; se transan en mercados de incertidumbre y presentan asimetrías de información.
En Colombia el principal responsable (aunque no el único) de la función de articulación es la EPS. Aunque en la lógica del marco conceptual del pluralismo estructurado el desempeño del articulador se puede mejorar a partir de la redefinición de reglas de juego (modulación), el gobierno entrante ha dicho que quiere suprimir las EPS e incluso ha desestimado su función reduciéndola a una vaga ‘intermediación’.
Extirparle las EPS al sistema de salud como quien le saca una muela, sin revisar con rigor quién o quiénes desempeñarían la función de articulación y sin anticipar un nuevo equilibrio de actores; es romper las relaciones entre la población, los prestadores y las agencias de financiamiento; o dicho de forma más cruda: es dinamitar el sistema de salud.
Roberto Angulo
Socio Fundador de Inclusión SAS
rangulo@inclusionsas.com