Medición del bienestar de los colaboradores en el sector privado, una novedosa herramienta para reducir la pobreza

Somos un equipo con amplia experiencia profesional en el diseño e implementación de instrumentos y estrategias para el desarrollo, la igualdad de oportunidades y la reducción de la pobreza.

Columnas recientes

El sector privado: un actor clave para el mejoramiento del bienestar  y la erradicación de la pobreza.


Por Inclusión SAS y Economía para la Pipol

Mi gran patrimonio es mi gente, si está contenta produce y si no está contenta no produce. Además de mejorar la vida de la gente, eso es una inversión”, así explica el empresario marroquinero Mario Hernández las motivaciones que lo impulsan a otorgarle beneficios a sus empleados cada mes, de acuerdo con el cumplimiento de metas y la antigüedad en la empresa. 

Y es que, aunque no es común que se piense en los empresarios a la hora de definir acciones concretas que contribuyan a erradicar la pobreza y la desigualdad, el sector privado también juega un rol protagónico en esta materia, al complementar las políticas ejecutadas por el Estado para enfrentar este reto.

En la empresa Mario Hernández, que lleva el nombre de su fundador, después del cuarto año de trabajo, los empleados pueden recibir un giro adicional destinado a la cuota inicial de su vivienda dependiendo del cumplimiento en los horarios de trabajo y las metas de producción o ventas, según sea el caso. Además, cada mes hace entrega de una bonificación en mercados para los trabajadores con buen desempeño. 

Estos incentivos buscan mejorar la productividad de los cerca de 250 trabajadores que tiene la firma y reducir la rotación de personal de la compañía. Mario Hernández sabe que la sostenibilidad y credibilidad alrededor de su marca es fruto del talento humano que fabrica sus productos.

Los incentivos entregados por la empresa aumentan las posibilidades de consumo y mejoran el bienestar de sus colaboradores. La entrega de mercados y los aportes para compra de vivienda reducen la presión sobre los gastos mensuales de los trabajadores. Yolanda Méndez, que tiene una trayectoria de más de 35 años en la empresa Mario Hernández, nos cuenta su experiencia: “Trabajo con más amor y trato de cumplirle a él y que esté satisfecho con mi trabajo porque uno aquí es como una familia. Él se preocupa si los empleados tienen una calamidad y cómo se les puede ayudar”.

La historia de Méndez y otros cientos de trabajadores de la empresa demuestra que, en efecto, los programas de bienestar para los empleados podrían generar incrementos en la productividad y generar mayores beneficios para los mismos empresarios.

Durante la pandemia, estos incentivos perdieron relevancia debido a que las medidas de confinamiento obligaron a las empresas a detener sus operaciones. Sin embargo, pese a reducción en la producción y, por supuesto, en las ventas, la empresa de Mario Hernández mantuvo completa su nómina y realizó el pago completo de los salarios. 

“El gran compromiso de los empresarios del mundo y el mensaje del covid es que todos somos iguales y los empresarios tenemos que tratar bien a nuestros empleados, pagarles mejor”. Mario Hernández.

Taller de costrura

Así, el sector privado juega un rol importante en la generación de bienestar de las personas a la vez que incrementan sus rentabilidades. Sin embargo, para que esto se traduzca en una contribución directa a las metas de pobreza y desigualdad de un país, es importante que un número cada vez más amplio de empresarios identifique cómo puede mejorar directamente las condiciones de vida de sus empleados más allá del pago de salarios. Y es que, aunque parezca extraño, entre 2019 y 2020 cerca del 30% de los empleados formales vivía en hogares en condición de pobreza o vulnerabilidad, de acuerdo con los cálculos de Inclusión SAS con base en la GEIH del Dane. 

Entendiendo el rol que las empresas juegan en las condiciones de vida de la comunidad, el grupo Sophia, de la Universidad de Oxford, creó en 2019 una herramienta para que el sector privado pueda identificar quiénes necesitan este tipo de programas de bienestar dentro de sus organizaciones, esta plataforma digital calcula un índice de pobreza multidimensional adaptado para las empresas, el Business Multidimensional Poverty Index (B-MIP).

“Las compañías ya están invirtiendo en el bienestar social de sus empleados. Esta es una herramienta que les permite focalizar mejor sus inversiones, aumentar la motivación y lealtad de los empleados y les da a las empresas un entendimiento más profundo de los programas que pueden influir en la productividad de sus empleados”.

Jamie Coats, director de Sophia de la Universidad de Oxford

En ese sentido, Coats agrega que el B-MPI “es una poderosa herramienta de coordinación entre empresas, ONG y Gobierno para apuntar a un grupo específico de privaciones que se quieren enfrentar en la población. Por ejemplo, en Costa Rica 70 empresas lo usaron y ahora saben que su fuerza de trabajo contiene el 10% de la población del país en pobreza multidimensional”.

Este cambio, a su vez, tiene el potencial de generar un mayor crecimiento económico vía las mejoras en productividad que obtienen las empresas y por este camino, acelerar el cierre de brechas y la reducción de la pobreza en el país. 

Durante las últimas décadas, una combinación entre crecimiento económico constante y programas sociales ayudaron a Colombia a pasar de un nivel de pobreza cercano al 50% de su población al actual 16% en pobreza multidimensional y 39,3% en pobreza monetaria. 

Si miramos hacia el futuro, es claro que los problemas relacionados con sostenibilidad e información social sobre las inversiones ESG crearán una oportunidad y un impulso para que el sector privado cuente con información que mida el impacto de la inversión social”, concluye Coats.

Imágenes extraídas de Pexels

Compartir